Doctora Gloria Santos- Manual de cuidados postoperatorios
Libro de la doctora Gloria Santos Pérez del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid
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La tendencia de la medicina hacia la superespecialización, permite la progresión en áreas complicadas, como en los pacientes neuroquirúrgicos, donde los avances tecnológicos han conseguido importantes mejoras en el diagnóstico y tratamiento. Ejemplo excepcional es el campo de la Neurorradiología intervencionista, que ha permitido el tratamiento no invasivo, complementario o sustitutivo de patologías complejas, como las malformaciones o aneurismas cerebrales. Así mismo, el uso de los nuevos métodos diagnósticos y de monitorización (TAC portátil, los modernos sistemas de neuronavegación, cada vez más precisos)
ha logrado reducir la lesión cerebral secundaria a la cirugía y, por tanto, las complicaciones postoperatorias consiguiendo, a la vez, el abordaje de lesiones cada vez más complicadas.
Adicionalmente, los pacientes neuroquirúrgicos son susceptibles de una gran variedad de procedimientos, desde la más común cirugía tumoral hasta la vascular compleja, vertebromedular o, más específicas, como las de epilepsia o estimulación cerebral profunda.
El libro recoge la contribución de distintos grupos profesionales involucrados en el tratamiento de estos pacientes: neurocirujanos, neurofisiólogos, anestesiólogos, neurorradiólogos, intensivistas, enfermeras de reanimación, neurólogos, nutricionistas, endocrinólogos, rehabilitadores, etc. Se incluye una versión reducida de la “Guía de práctica clínica. Recomendaciones de actuación en la Hemorragia Subaracnoidea” del Grupo de Neurociencias de la Sociedad Española de Anestesiología (SEDAR).
Prologo del libro realizado por el Dr.García de Sola:
Los quirófanos son el lugar más diferenciado e imprescindible para que un hospital moderno pueda ser considerado como tal. Y si nos detenemos a estudiar la situación, muchas de las estructuras hospitalarias han surgido recientemente, o se han reforzado, como respuesta a las necesidades impuestas por el acto quirúrgico: Imagen diagnóstica, consultas, cuidados intensivos postquirúrgicos…
La especialidad de Anestesia es inherente al acto quirúrgico y ha ido evolucionando con la complejidad quirúrgica, generando recientemente las Unidades de Reanimación Anestésica. Éstas han permitido prolongar la situación quirúrgica, haciendo más armónica la transición entre el momento quirúrgico, en que el paciente es agredido y ayudado a soportar esta agresión, hasta el momento en que recupera su capacidad de valerse por sí mismo, sin soporte respiratorio, cardiocirculatorio ni metabólico.
Si nos detenemos a pensar en los posibles pasos por los que un cirujano ha de pasar hasta obtener una capacitación profesional de alto nivel, se podrían distinguir varias etapas a cubrir:
- Ejecutar el acto quirúrgico bien, correctamente. Aunque suponga ir cuidadosamente y “perdiendo tiempo”.
- A medida que se ejecutan los pasos quirúrgicos con mayor habilidad y destreza, el tiempo quirúrgico se va acortado. La intervención se hace más ágil y rápidamente. El paciente está menos tiempo expuesto a las condiciones quirúrgicas, antinaturales.
- La conjunción de habilidad, destreza y tiempo de ejecución corto, le da al arto quirúrgico un aspecto técnicamente impecable. Pero hay que añadir otro nuevo factor: que estéticamente sea correcto, “atractivo”. Esto le da al acto quirúrgico un aspecto que roza el nivel artístico.
- Cuando se hacen las cosas correctamente, el ejecutor experimenta una sensación especial, que hace que al cirujano le guste lo que hace: por el acto quirúrgico en sí mismo y por los resultados brillantes que se consiguen.
- Siempre hay que plantearse si es posible mejorar o incluso cambiar hacia técnicas menos complejas o agresivas para obtener aún mejores resultados.
En este contexto, el anestesista tiene un papel esencial. Nos soporta en la primera etapa y nos ayuda calladamente en las otras. Él o ella necesitan, igual que nosotros, tiempo y experiencia para conseguir cubrir las mismas etapas. Y muchas veces se nos olvida que ellos nos ayudan a ser brillantes. Pero les ayudamos a ellos ¿
Hay que comprender que el anestesista y el cirujano son, probablemente, el equipo multidisciplinario más eficaz y necesario en el hospital. Por eso, para que funcione y cubra las etapas que hemos referido hacen falta dos condiciones: Que se reduzca el número de participantes en ese equipo, haya una tendencia hacia la superespecialización en Anestesia, como la hay ya en Neurocirugía. Y que se de un ambiente en que prime la cordialidad o, mejor, incluso la amistad. Son muchas horas juntos, con momentos muy difíciles. Solamente la conjunción de inteligencia y afecto hacen posible superarlos.
Este ambiente ha de prolongarse en las Unidades de Reanimación Anestésica. En ellas se van a conjugar tres factores esenciales para cuidar al paciente quirúrgico, que giran alrededor del conocimiento: A.- Conocimiento de la fisiopatología postquirúrgica. B.- Conocimiento real, práctico, presencial, del acto quirúrgico que se acaba de realizar. Si se abandona el ambiente quirúrgico durante una larga etapa profesional, o no se ha presenciado y asistido con asiduidad a los quirófanos, no se debería estar capacitado parar continuar la atención del paciente quirúrgico. Con este tipo de profesionales solamente la correcta ejecución del acto quirúrgico por parte de anestesista y cirujano permiten que el paciente salve la situación. El apoyo de la Unidad es muy tangente. Y no se progresa, no es posible diseñar nuevas alternativas ante problemas complejos. C.- Conocimiento como personas. Porque también en las Unidades de Reanimación Anestésica se producen situaciones tensas, complejas, con necesidad de decisiones conjuntas basadas en conocimientos y experiencia. En esos momentos es esencial la cordialidad, el respeto a las ideas de los demás. Los protocolos, en estas ocasiones, salvan menos vidas que el saber actuar como compañeros y como profesionales.
En este contexto, no cabe duda que si, además, se tiene un proceder unánimemente consensuado, con protocolos realizados al unísono entre anestesistas y cirujanos, las Unidades de Reanimación Anestésica conseguirán el nivel óptimo para ofrecer el lugar más seguro para el paciente recién intervenido.
Esta ha sido la finalidad de este libro y es de agradecer el trabajo de la Dra, G. Santos reuniendo a los diferentes especialistas en Neuroanestesia y Neurocirugía para ofrecer este libro que sirva de guía de cómo llevar a cabo, conjuntamente, nuestra labor en quirófano y en esa sala quirúrgica donde el paciente continúa bajo el cuidado de ambos hasta que recobra su independencia.
No me cabe duda de que este libro va a ser un hito en nuestro país en el cuidado del paciente neuroquirúrgico.
Índice de capítulos:
- Aspectos generales.
- Medicina basada en la evidencia en el paciente neuroquirúrgico.
- Manejo práctico de problemas neurológicos comunes.
- Monitorización neurológica.
- Indicaciones.
- Neuroprotección. Neurointensivos. Neurorradiología intervencionista.
- la “nueva“ especialidad.
- Descripción y manejo de complicaciones en el perioperatorio.
- Consideraciones prácticas de manejo según el tipo de patología.
- Consideraciones prácticas en neuropediatría.
- Paciente politraumático.
- Consideraciones éticas sobre la limitación de esfuerzo terapéutico en el paciente neurológico.
- Muerte encefálica.
- Preservación del donante.